VEINTE TESIS DE ARROZ Y UNA CANCION POSTMODERADA.
Por: Freddy Quezada Past.
INTRODUCCION:
"Hay un poema de Walt Whitman que dice, más o menos, creo que una hoja de hierba no es menos que el camino que recorre las estrellas y que una hormiga es perfecta y que también lo son el grano de arena y el huevo de un zorzal... que una vaca paciendo con la cabeza baja supera a todas las estatuas y que la menor articulación de mi mano humilla a todas las máquinas..." Así, hablada, empieza "Campesina", quizás la mejor composición musical de Joan Manuel Serrat. Me pregunto por qué una canción como esa, o como Garota do Ipanema o la Novena Sinfonía, no se declaran como himnos de las Naciones Unidas o, por lo menos, de una de las cuadras de mi barrio. "Campesina" es muy hermosa, porque a pesar de tener ya sus años, de algún modo representa la moderación de los nuevos tiempos y el vitalismo que anima a muchos de sus pensadores. Ciertamente el postmodernismo es un concepto empleado con mucha arbitrariedad. En Nicaragua, muchos intelectuales todavía presentan salidas que denominan modernas sin darse por enterados que hay todo un movimiento que cuestiona sus principios más profundos.
¿Por qué arroz? Porque de todas las tesis, creo que la más importante es aquella que dice que el mundo occidental se está orientalizando y nada mejor que el arroz para simbolizar el fenómeno. Es toda una paradoja. Mientras Occidente ha llevado a todo el planeta sus técnicas, Oriente se está haciendo presente en su nueva cosmovisión. Hay autores, como Agnes Heller (1989:285-299), que incluso hablan del ocaso de Europa con la nostalgia de los nobles frente a su castillo en ruinas.
1. Globalmente el postmodernismo es la muerte de los grandes fines. La muerte de Dios, el mercado y el comunismo. Es la lectura de las coincidencias entre los grandes enemigos del modernismo: el liberalismo y el marxismo. Un enemigo agudo del postmodernismo lo resume así: "...los que residen en la condición política postmoderna se sienten después de la historia completa, con su origen mitológico y sagrado, su secreta teleología, su omnisciente y trascendente narrador, y su promesa de un final feliz, ya sea en un sentido cósmico e histórico." (Fehér, 1989:150). Por el contrario, uno de los más profundos defensores lo expone del modo siguiente: "...es innegable que subsiste una conexión entre crisis del humanismo y muerte de Dios. En primer lugar, ella caracteriza de manera peculiar al ateísmo contemporáneo que ya no puede ser un ateísmo de 'reapropiación'. Pero, en segundo lugar y más profundamente, ella distingue de manera determinante al humanismo en crisis, que se encuentra en esta condición también porque no puede ya resolverse en una apelación a un fundamento trascendente." (Vattimo, 1990:33).
2. La sociedad occidental se está orientalizando. Por eso la vitalidad de autores como Nietszche, Heidegger y Schopenhauer que quisieron, en su momento, articular las dos cosmovisiones. No es casual que sus adversarios confundan al postmodernismo con un "budismo agónico". También hay un sentido trágico de la vida, como no hay Dios, nada puede ni debe terminar bien. Es la conciencia helada del desconsuelo. Nietszche pensó al pensamiento inclinándose sobre sus propias raíces y no viéndose más que a sí mismo.
3. Todos los medios, sin ningún referente general, se volvieron fines en sí mismos. "Toda la vida cotidiana puede ser considerada una obra de arte... Cuando el mundo vuelve a sí mismo, cuando vale por sí mismo, es entonces cuando se acentúa lo que me une al otro..." (Maffesoli, 1990:104-105). Podemos decir que la sonrisa de una prima que volvemos a ver, una mano sobre una fotografía vieja, las lágrimas de una esposa ofendida, los deseos de sentarme bajo un árbol grande cuando estoy más ocupado, el terror de confesarle a Vilma que no puedo conducir autos ni nadar, etc. ya no pueden considerarse frívolos o carentes de importancia de la vida social. Vattimo (1990:88) fundamenta aún más la tesis: "Desaparecida la fe en el Grund (fundamento) y en el curso de las cosas como evolución hacia una condición final, el mundo ya no se manifiesta sino como una obra de arte que se hace por sí misma...".
4. No hay superación en el sentido modernista de cambio y ruptura. La superación es concebida como retorno en Nietszche, como lo no nuevo del modernismo. En el postmodernismo la novedad ya no es fiesta, ceremonia, espectáculo, corte, progreso, es sencillamente una rutina sin trascendencia. Nadie como la informática puede dar fe de este fenómeno. En Heidegger la superación es una especie de coexistencia horizontal del existir que coincide con el ser, superar sin negar, Verwindung diferente al Aufhebung hegeliano.
5. Los "nuevos" (son tan viejos como la especie misma según Gunder Frank, 1990:45) actores sociales no están interesados en tomar el poder sino en fortalecer la sociedad civil y sus espacios específicos. Gunder Frank (1990:78), un estudioso con prejuicios "modernos" dice que tales movimientos pueden encontrar consistencia "en la participación y contribución de los movimientos sociales a la ampliación y redefinición de la democracia y la sociedad civil."
6. Existe un rebajamiento de los rasgos prometeicos de la ciudad que bien podría llevar a una reconceptualización de los agentes rurales y devolverle sus viejos movimientos sisíficos. También, de algún modo, los actores agrarios han sido liberados de fines seculares. En el modernismo, lo griego (la ciudad) aparecía combinado con lo judeo-cristiano (la tierra prometida) (Lanceros, 1990:147-148). La prosa de Aristóteles dejó de combinarse, para la postmodernidad, con la poesía de Moisés.
7. No hay paradigmas únicos para el postmodernismo. Bien podríamos hablar de postmodernidades, de racionalidades con dioses distintos (Weber), o como hace Lanceros (íbid:142) de "multiplicidad de estrategias parciales que carecen de propósito común." Algo parecido a como el modernismo, en una suerte de puntos de fuga sobre un plano, combatió al medioevo. En el principio del modernismo, las concepciones de Locke (los hombres son egoístas por naturaleza) nada tenía que ver con la ontología platónica de Rousseau (todos los hombres nacen buenos) y, sin embargo, después fueron fundantes de un orden que terminó diciendo que no eran ni buenos ni malos, sino que eran de naturaleza moldeable.
8. El arte, sin duda, se ha "desacralizado", pero no por las razones que apunta Fehér (1989:21) "En un mundo tan completamente desencantado que, por primera vez, ni siquiera su destrucción parece un atributo divino, una moralidad de pequeñas esferas y actitudes moderadas parece apropiada, conjuntada, desde luego, con la responsabilidad global. En la condición postmoderna, el surgimiento del nuevo ethos del artista, el cual no es ni le fils maudit de la familia romántica ni el "idiota" de la familia burguesa, ni el artista por virtud de la enfermedad, ni tampoco la tribuna revolucionaria, no se relaciona con este bricolage ético. El nuevo ethos sugiere que la actividad artística es una más entre otras muchas actividades de las ocupaciones de la vida." Esta visión se debe a la creencia que es el arte el que se ha rebajado y no los medios, ya sin fines, los que han "subido", sucesivamente sin noción de trascendencia, al nivel del arte. Como nunca, Heidegger tiene razón: en el arte está puesta la verdad como obra, como en 'Los zapatos viejos' de Van Gogh.
9. El postmodernismo es una suerte de "rebelión de los medios" sin fines sustitutivos. Algo parecido, aunque notablemente diferente, al universo kafkiano donde lo absurdo es que los medios, para justificarse a sí mismos, no pueden encontrar sus fines. Kundera dice que esto es lo que explica que las víctimas en Kafka siempre estén tras la búsqueda de un verdugo. Sin duda, como él dice, la modernidad empezó con Don Quijote como aventura y terminó con Kafka en una oficina. La postmodernidad no tiene esos tormentos.
10. El modernismo, según sus enemigos, se basa en el tratamiento de tres cosas básicas: la concepción de la linealidad del tiempo (el progreso, por evolución en línea recta o revolución en línea recta difícil, es decir, espirálica, hacia grandes fines); la infinitud del espacio como marco de ejercicio de la razón y los grandes sujetos modernos (Historia, Humanidad, Clase, Estado, Raza) como portadores de las bondades de las sociedades industriales. Tiempo, espacio y sujeto.
11. Dejemos, ahora, a un enemigo del postmodernismo definirlo bien: "a) un rechazo ontológico de la filosofía occidental; b) una obsesión epistemológica con los fragmentos y fracturas y c) un compromiso ideológico con las minorías en política, sexo y lenguaje" (Urdanibia, 1990:65). Si agregamos que el "eterno retorno" es su imagen del tiempo, tendremos, pues, en ambos casos por la vía del "otro", del enemigo: Tiempo, espacio y sujeto.
12. El mundo de hoy es una paradoja. Donde existe un mundo unipolar es precisamente donde el planeta está más fragmentado que nunca en miles de movimientos sociales sin un centro coordinador ni un paradigma redentor. Esta carencia es la que parece obligar a los estructuralistas como Wallerstein (1990:40): "los nuevos movimientos no han ofrecido una estrategia alternativa totalmente coherente"; Amín (1990:113): "se han hecho fuerzas relativamente conservadoras que no ven con buenos ojos que se desee ir más allá de sus realizaciones"; Gunder Frank (1990:78): "los movimientos sociales pueden ser cíclicos, transitorios, defensivos, mutuamente conflictivos y frágiles..." y marxistas y no marxistas de buena fe, a esperar que emerja de esos movimientos otro metarrelato, otra racionalidad tan grande e impresionante como la que critican. Quizás por ello se burlen o minimizen la importancia de estos nuevos actores que no pueden darles lo que ellos esperan con ilusión o nostalgia.
13. El relativismo cultural ha llevado al postmodernismo a no despreciar los misterios que nunca entendió la razón: la religión y el arte. Si la religión, como dicen todos los postmodernistas, es la fuente de las constantes secularizaciones de la razón, ilustrada o dialéctica, debe tener algunas claves ontológicas olvidadas o nunca entendidas. Por otro lado, el arte ha sido la verdad por excelencia (Platón, Heidegger, Dilthey, Nietszche) y, con todo, ha sido una verdad irracional.
14. Hay varios postmodernismos. De todos, sobresalen dos: el regresivo o neoconservador (el que confunde Habermas (1985) como si fuera el único) y el desconstructor que regresa a las raíces para acompañar el recorrido con el "otro", el muerto, el olvidado, el merecedor de ética y compasión. Walter Benjamín decía que la historia debía ser también escrita por los vencidos y ejercitar una especie de solidaridad como piedad.
15. El postmodernismo es la era de la informática, precisamente la rebelión de los mass media en su estado puro, hasta tal grado que según Vattimo (1990:18) "La diferencia entre países adelantados y países atrasados se establece hoy sobre la base del grado de penetración de la informática, no de la técnica en sentido genérico. Precisamente aquí es probable que esté la diferencia entre lo 'moderno' y lo 'postmoderno'."
16. Nicaragua, para algunos sociedad ni siquiera moderna, desde el punto de vista de Habermas (1985) sería insuficientemente moderna. El postmodernismo no tiene traumas del tipo de Marx a Zasulich (que si Rusia pasaba o no de la comuna agraria al socialismo evitando el capitalismo). Se puede ser moderno y postmoderno simultáneamente.
17. En términos teóricos el postmodernismo es un "reciclaje de teorías" (Fehér, 1989:153). Es el intento de recuperar todas las racionalidades pasadas y sus sabidurías. Existe la impresión que todos los seres humanos comparten algo en común si no hay culturas dominantes y todas son equivalentes. ¿Podrá ser un regreso al humanismo que tanto se critica o una visita a la naturaleza humana de la que ya nadie habla? ¿No será todo esto una "astucia de la razón" hegeliana? Foucault, ese precursor del postmodernismo, sintió algo parecido cuando dijo una vez: "escapar realmente de Hegel supone apreciar exactamente lo que cuesta separarse de él; esto supone saber hasta qué punto Hegel, insidiosamente quizás, se ha aproximado a nosotros; esto supone saber lo que es todavía hegeliano en aquello que nos permite pensar contra Hegel; y medir hasta qué punto nuestro recurso contra él es todavía una astucia que nos opone y al término de la cual nos espera, inmóvil y en otra parte".
18. Sin duda, un peligro inminente del postmodernismo es que, como todos los medios son equivalentes e intercambiables, no hay criterios para la justicia y tanto una racionalidad como otra es legítima. Más allá, incluso, el postmodernismo admite los intentos de aquellos que luchan por convertirlas en su contrario. Así, en la música y las matemáticas, los dos únicos lenguajes universales, tolera las locuras de Weber al racionalizar aquellas y las desmesuras de Leibnitz al irracionalizar estas.
19. El método demostrativo del postmodernismo es el probabilístico. Así, el azar con todas sus contingencias participa en las afirmaciones. Las distintas probabilidades pueden anularse entre sí como forma de superarse (Verwindung). Significa que la posibilidad es tanto o más fuerte que la realidad. Digamos que hemos regresado al viejo principio aristotélico que expresaba que la poesía era más fuerte que la historia. Hoy el postmodernismo entiende la vida como el arte, donde la posibilidad es el mundo que no puede realizar el mortal pero que la vive. En verdad, la historia se hizo poesía.
20. Todo el que se oponga en parte o en todo a estas tesis, que no se preocupe, tendrá la probabiblidad de tener razón. Si la vida es una obra de arte y en ellas, como decía Dilthey, más que en cualquier otro producto espiritual se revela la verdad de la época, a nuestros críticos les miraremos amablemente a los ojos y les extenderemos la mano, al tiempo que les diremos, con Hölderlin, que si algo falta:
"Was bleibet aber
stiften die Dichter"[1]
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Amín, S. (1990) "Las nuevas formas del movimiento social" en El Juicio al Sujeto compilación de Guido y Fernández. FLACSO. México. págs. 107-116.
Fehér, F. (1989a) "La condición política postmoderna" en Políticas de la Postmodernidad. de Agnes Heller y Ferenc Fehér. Ediciones Península/Ideas. Barcelona. págs: 149-161.
-- (1989b) "La condición de la postmodernidad" en Políticas de la Postmodernidad de Agnes Heller y Ferenc Fehér. Ediciones Península/Ideas. Barcelona. págs: 9-23.
Gunder F.A. (1990) "Diez tesis acerca de los movimientos sociales" en El Juicio al Sujeto compilación de Guido y Fernández. FLACSO. México. págs:43-78.
Habermas, J. (1985) "La modernidad, un proyecto incompleto" en La Posmodernidad de H. Foster, J. Habermas, J. Baudrillard, et al. Kairós. Barcelona.
Heller, A. (1989) "Europa, ¿un epílogo?" en Políticas de la Postmodernidad de Agnes Heller y Ferenc Fehér. Ediciones Península/Ideas. Barcelona. págs: 284-299.
Lanceros, P. (1990) "Apunte sobre el pensamiento destructivo" en En torno a la Posmodernidad de G. Vattimo y otros. Anthropos. Barcelona. págs: 137-160.
Maffesoli, M.(1990) "La socialidad en la posmodernidad" en En torno a la Posmodernidad de G. Vattimo y otros. Anthropos. Barcelona. págs:103-110.
Urdanibia, I.(1990) "Lo narrativo en la posmodernidad" en En torno a la Posmodernidad de G. Vattimo y otros. Anthropos. Barcelona. págs:41-76.
Vattimo, G. (1990) El Fin de la Modernidad. Editorial Gedisa.S.A. Barcelona.
Wallerstein,I.(1990) "Revolución en el sistema-mundo tesis e interrogantes" en El Juicio al Sujeto compilación de Guido y Fernández. FLACSO. México. págs:15-42.
Muy interesante el analisis que se realizó de las principales exponentes del modernismo y el postmodernismo.
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