martes, 17 de noviembre de 2009

Hola, señores!!!

HOLA, SEÑORES

Por Freddy Quezada

No sé si la frase "hola, señores" será la contraria de "adiós, muchachos" para representar la bienvenida a quienes han dejado de ser unos chicos frescos y revolucionarios, flacos y peludos que han terminado por convertirse en unos viejos y conservadores, desencantados y pragmáticos. Pasar de unos a otros es la tarea de Saturno o Cronos, como quieran llamar a ese vejete encorvado que lleva siempre una guadaña que siempre me pareció la bandera de la ex-URSS.

Las memorias de Sergio Ramírez, "Adiós, muchachos" son, a mi modo de ver, un tercio sobre comunicados, imágenes y relatos hechos por una persona en Costa Rica y Alemania y los otros dos tercios, relatos, memorias y anécdotas que ya sabía el nicaragüense medio a través de Barricada, el Sistema Sandinista de Televisión y los familiares exiliados en el exterior. De tal manera, pues, que lo que recuerda Sergio Ramírez es una cosa cuyo mérito descansa en el estilo. Pero, vaya, es suficiente tal estilo para colmar al más exigente de los críticos literarios. Digamos, que es la misma tontería de siempre pero, esta vez, bien contada.

Las revoluciones son los actos más subjetivos que alguien puede concebir. Pero uno sólo se entera hasta que fracasan, se interrumpen, las traicionan o se autodevoran. Mientras las revoluciones viven, cada uno lucha por presentarla como un asunto con leyes propias y tendencias por encima de los actores que le comunican un aire de objetividad sobre la que se construyen promesas y amenazas.

Cuando las cosas se pierden es cuando la identidad narrativa de la memoria les comunica una coherencia que nunca tuvieron. Entonces uno llora por la nostalgia de la ocasión perdida como el ruego oculto de una segunda oportunidad para redimirse que, en cuanto se repite como milagro, !!Dios no lo permita!!!, vuelve uno a las andadas. Quizás, en este sentido, las memorias de Lenín Cerna sean menos exquisitas que las de Sergio pero, sin duda, serán más interesantes para el que desee saber qué pasó con esta revolución. Fouché y Talleyrand son siempre más apasionantes, aunque menos heroicos, que Napoleón y Robespierre. Si los héroes son santos que no pudieron ser decapitados, los verdugos son confesionarios cuyas verdades los despojan de sus aureolas. Cada época tiene los actores que se merece para ocultar o mostrar sus miserias.

Subjetivo significa que existe la total libertad de exponer un punto de vista tan legítimo como el de cualquiera que estuvo vinculado al fenómeno de un modo u otro.

Sergio Ramírez, con una pluma magistral, expone a mi juicio, cuatro aspectos que, por sí mismos, dicen más de lo que él narra. Tres de esos aspectos le consumieron nueve líneas y siempre le han brindado ese carácter accidental, secundario y marginal que él, y muchos como él, cree que tienen. El otro aspecto, el que cruza toda la memoria y del que se le define en una parrafada, es el que verdaderamente explica toda la doble moral y la doble política del FSLN mientras estuvo en el gobierno Sergio Ramírez y, tal vez antes, y tal vez, después.

Los tres aspectos "menores" tienen que ver con la democracia en su sentido más estructural, popular y profundo. Estos fueron las primeras víctimas del Saturno que Ramírez era, mientras se preparaba para ser la siguiente, y "verse suspendido para entrar a sus fauces". Ellos son:

- El caso "Charrasca" (la democracia de los anarquistas, es decir, de la juventud rebelde).

- El caso "Brigada Simón Bolívar" (el pago a la verdadera solidaridad internacional).

- El caso "de la represión a las organizaciones a la izquierda del Frente" (MAP, PRT, PC de N).

El cuarto aspecto, que es primordial en la narración de Ramírez, es el doble juego entre aspectos estratégicos de un programa que terminó por ser vencido por el táctico, imponiéndose la democracia formal, el respeto a la propiedad, y la institucionalización de los organismos revolucionarios. Aspectos todos que ayudaron a derrotar a su mismo arquitecto a regañadientes. Resultado de la paradoja que habla Sergio Ramírez (haber heredado una democracia que fue lo menos importante para el FSLN) pero que fue más bien una consecuencia lógica precisamente por el doble juego al que alude.

Veamos primero algunos aspectos "estratégicos" que son los que se expresan en esos incidentes "menores" para la memoria de los gobernantes revolucionarios como Sergio Ramírez.

- La Democracia popular. "Charrasca" fue un típico combatiente popular desobediente, radical, rebelde y antiautoritario, que se reclamaba sandinista pero que orgánica y espiritualmente era un anarquista que se ignoraba. Miles y miles de los combatientes que sobrevivieron a la Dictadura eran como él. Incluso en el comunicado donde relatan su muerte, a manos de sus propios compañeros que ya empezaban a ser obedientes a las nacientes estructuras verticales, se dijo que fue enviado a Cuba tres veces para su reeducación y que era irredento. La verdadera fuente del poder revolucionario eran ellos. Los "lumpens, delincuentes, pillos y granujas" como le llama Sergio. Destruir a gente como él, era destruir la independencia de los órganos autoarmados de la sociedad. Típico de los proyectos modernos: sólo puede existir un destacamento armado, sea el que sea.

- La Solidaridad Internacional. No confundamos la solidaridad internacional, desinteresada y abierta, de los trabajadores, creyentes y combatientes de todo el mundo, con las presiones y los juego políticos de las diplomacias formales. Nicaragua tuvo siempre una solidaridad pocas veces vista en las revoluciones modernas. Pero a la que ponían más atención los sandinistas, en la creencia de que era más eficaz y exitosa, era a la diplomática venida de gobiernos amigos o neutrales. La Brigada Simón Bolívar, compuesta por revolucionarios sudamericanos que "reivindicaban la revolución mundial" fueron los primeros reprimidos a días del triunfo revolucionario. La apuesta por la diplomacia en vez de la solidaridad internacional independiente, de base y revolucionaria fue erosionada desde los primeros días y si se mantuvo fue a pesar y no por el favor del FSLN.

- La Democracia Revolucionaria. En Nicaragua nadie se acuerda ya que los primeros perseguidos después de los somocistas, fueron los revolucionarios independientes del FSLN. El MAP (los maoistas), el PRT (los "trotskos") y el PC de N (los comunistas) sufrieron el cierre de sus periódicos (El diario "El Pueblo", "Avance" y "El Socialista"), el encarcelamiento de sus líderes (Elí Altamirano, Rodrigo Ibarra, Alejandro Gutiérrez) y la represión continua y sistemática de sus opiniones.

Con cualquiera de estos hechos, Sergio Ramírez hubiera fabulado dos y tres novelas sobre la historia de estos "incidentes pequeños" que su memoria no quiere, no debe o no puede recordar.

El cuarto aspecto y sustantivo, en efecto, es el programa socialista que los sandinistas en su conjunto divulgaban como "estratégico" y que, un poco antes de la insurrección, y como tregua entre las tendencias, intentaron conciliar con uno "táctico" que terminó imponiéndose, haciendo después, ellos mismos, de la necesidad una virtud. Esconder el "estratégico" ante los aliados y agitarlo ante la población y, al revés, presentar el "táctico" ante la comunidad internacional y censurarlo ante los trabajadores, llevó al FSLN a una esquizofrenia ideológica, a un oportunismo moral y político que lo terminó sepultando.

Así, pues, muerto "Charrasca", expulsados los internacionalistas, presa la izquierda competidora y mantenida la unidad de las tendencias del FSLN con dos discursos discrecionales y un reparto del poder (la economía agropecuaria en manos de los "proles", el ejército y el gobierno en manos de los "terce" y la seguridad en manos de los "populistas") con un enemigo común (el imperialismo yanqui) que los ayudaba sin desearlo a mantenerse juntos, fue el mejor modo de fabricar ese Saturno, con la propia ayuda de Sergio Ramírez, del que se queja ahora y al cual, en la alzada, apenas a alcanzado a despedirse en su devoramiento definitivo.

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