martes, 17 de noviembre de 2009

Síntesis de la Ponencia sobre la "teoría del caos"

"EL CAOS COMO SISTEMA Y LAS PARADOJAS DE LA TOLERANCIA"

(SINTESIS DE PONENCIA).

Por Freddy Quezada

Un profesor me preguntó una vez por qué hablar de las aplicaciones sociales de la teoría del caos, una teoría sofisticada del primer mundo y de las ciencias naturales, en un país tan atrasado como Nicaragua. Me dijo si eso no era otra vez copiar las teorías de las metrópolis y de las ciencias "duras". Después de reflexionar un rato, porque acepté la legitimidad de la preocupación, le dije a mi colega:

Maestro, se ha puesto Ud. a pensar que Nicaragua es un país donde ha caído dos veces consecutiva el mismo número del premio mayor de la Lotería Nacional; que es un reino perfecto de machos gobernado ahora por dos mujeres; que cerca de su frontera sur, un maravilloso día un buen campesino declaró una nueva república por consejos de alguien para aligerar su dolor de muelas; que es una nación donde las epidemias, por su novedad, los médicos se contradicen para nombrarlas, cuando sólo basta señalarla con el dedo; que su gente se divierte con picnics en las faldas de un cerro en erupción mientras Cleto Guadamuz, un "apagador de volcanes", cobra, sin mayor demanda, dos mil córdobas por calmarlo; que es el sitio donde todas las muestras científicas se equivocan y el lugar melancólico donde vienen a morir las ballenas? ¿Nicaragua no es ella misma un caos? No estamos, por ventura (metáfora que gustan usar los teóricos del caos), del otro lado del espejo: en el país de Alicia? ¿Nicaragua no es el mundo? ¿No es un fragmento roto del gran espejo de la modernidad y la ciencia?

La teoría del caos no ha encontrado mayor aplicación en la teoría de las ciencias sociales; que yo sepa sólo en la Antropología la ha explorado Balandier y en la Historia hasta hace dos años Baudrillard en su texto desolador "La ilusión del fin". Lyotard no la ha explotado muy bien en la filosofía del lenguaje, aunque parcialmente se basa en algunos avances de la matemática de Thom y de la geometría de Mandelbrot. Derrida, que yo conozca, no hace alusión a ella aunque mi impresión es que, como Dios, ni siquiera necesita existir para reinar en su imaginación. Como habrán notado, buena parte de los defensores de la postmodernidad no son ajenos a la teoría del caos. A veces creo que una no se entiende sin la otra.

Como siempre, las ciencias duras son las que han explorado mejor el asunto, aunque esta vez para "ablandarse" a sí mismas. René Thom, como ya se dijo, con su teoría matemática de las catástrofes rompió con los pronósticos clásicos de las estadísticas lineales a través de la bifurcación en el espacio; Ilya Prigogyne, rompió con la noción de equilibrio químico a través de sus estructuras disipativas y la bifurcación en el tiempo; Benoit Mandelbrot, revolvió todo con su geometría de fractales y su bifurcación del tiempo y del espacio; Edward Lorenz en estadística renunció a los pronósticos del tiempo por su "efecto mariposa" en la cadena de decimales; Lyn Margulis y su hija, levantaron por los aires la biología darwiniana de la competencia y la selección por la de la solidaridad, religamiento y cooperación de los microorganismos; Edgard Morin, en epistemología, exploró el principio recursivo del "todo que está en las partes que están en el todo"; Von Foerster, en física, se apartó de la cuántica para incluir el absurdo virtual (la nada) como probabilidad real; Michael Feigenbaum, un aficionado a la ingeniería matemática, descubrió la creación de los números aleatorios por medio del Pi (parte de la fórmula de la circunferencia) aplicada a ecuaciones iteradas no lineales, como rindiendo tributo a los misterios griegos (y también precolombinos) del círculo que al repetirse crea la novedad en el más puro sentido aristotélico de ars poetica; etc.

Pero en Sociología y en Filosofía, al menos las formales, pocas veces se habla del tema porque tengo la impresión que se sigue sufriendo por recomponer el espejo roto a través de la racionalidad y las cadenas de síntesis reconciliantes. Creo que hay que reconocer la gran verdad que dijo Eduard Bernstein y de la que solía burlarse Lenin: "el movimiento lo es todo; el fin último, nada".

Pero ¿cuál es lo fundamental de enfocar algunos fenómenos sociales con principios de la teoría del caos (contradictio in terminis) y las paradojas de la tolerancia?

1. En primer lugar, la teoría del caos rompe con la linealidad mecánica de causa-efecto. Pero también con la probabilística cuántica. Ahora, pequeñas causas pueden originar efectos sorprendentes que reactúan en rizos alveolares.

2. El caos prepara a los investigadores dentro de un espíritu de sorpresas continuas (hasta el aburrimiento) y una mentalidad de asombro perpetuo (hasta la rutina). Es el mundo de los fractas; de las formas. ¿Del arte?

3. En tecer lugar, emplear la paradoja como principio epistemológico. La paradoja es una contradicción insoluble que no tiene síntesis. Sólo se escapa a ella por medio de la circularidad. Se repite hasta que se rompe en mil sentidos y se vuelve a repetir.

4. En cuarto lugar, ver el presente como la única dimensión donde coinciden el tiempo y el espacio y la paradoja no es más que la inclusión del tiempo en la lógica. Con las otras dimensiones no sucede así. Desde Aristóteles el presente siempre ha sido expulsado o subordinado a los otros tiempos. El presente es rico en propiedades, en diversidad, en pluralidad, en colores, que al realimentarse a sí mismo estalla en nuevas diferencias totalmente espaciales y caóticas, de aquí que el problema de identidad, al menos el latinoamericano, tenga que ver más con el estar (raíz) que con el ser en el tiempo.

5. En quinto lugar, la tolerancia, como democracia, hay que defenderla no porque sea la única ni siquiera la más racional de las salidas, sino porque es un nudo de flujos encontrados parecidos a las múltiples corrientes marinas, un solitón como las que provocan los tsunamis, que se han puesto de acuerdo consigo misma, se levanta y corre. Le debemos a Samuel Huntington y a Norberto Bobbio visiones de este tipo, aunque a mi juicio todavía son variedades nobles de un licor demasiado suave para mi espíritu.

6. En sexto lugar, no hay futuro que ilumine desde él mismo los anteriores momentos. El presente ha llegado a ser lo que es. Por eso la gran pregunta de la filosofía de hoy es: ¿Qué es lo que es?

7. En séptimo lugar, el tiempo lineal ascendente no sólo se ha roto, como ya ha pasado a ser lugar común entre los postmodernos, sino que ha terminado por regresarnos, entre otras opciones, al uso de lógicas circulares donde en la medida que creemos alejarnos de un punto, más y más nos acercamos a él. Nada más ilustrador que la trayectoria de la Física. En la mecánica newtoniana que fundó la causalidad científica y el principio logicial del "todo como la suma exacta de las partes": Dios era matemático; en la relatividad einsteiniana vs la cuántica bohrniana, donde para aquellos actuaba el principio sinérgico del "todo como algo más que la suma de las partes" y para estos el universo estaba regido por las probabilidades y las incertidumbres: Dios jugaba a los dados; y hoy en la teoría de los fractales (caos) mandelbrotiana cuya concepción hologramática (bucle recursivo) está llevando a creer a uno que el "todo está en las partes que están en el todo": Dios está en todos lados... y en ninguno. Muchas gracias. 4 de Diciembre de 1995.

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