sábado, 14 de noviembre de 2009

Lasciate ogni speranza

LASCIATE OGNI SPERANZA

Por Freddy Quezada

Como lector atraído por la polémica entre el Dr. Serrano y el Dr. Montealegre sobre la modernidad/postmodernidad, el mañana/hoy y la esperanza/desesperanza, me sentí tentado de participar en la polémica con mi propio punto de vista.

Me sorprendí, al tiempo que felicité, el artículo del Dr Serrano que desencadenó la polémica. En su última obra (El doble Rostro de la Postmodernidad) el Dr. es severo con la postmodernidad. Sin embargo, en su artículo "La Tierra Prometida", el Dr. opera un giro y saluda implícitamente el punto de vista de la postmodernidad, básicamente el desencanto con el mañana, el elogio de la diferencia y el estallido de la racionalidad moderna.

Tal enfoque, en consecuencia, debía irritar a los políticos como el Dr. Montealegre, y muchos otros, que necesitan precisamente del "mañana", la "esperanza" y el "progreso" como bases del negocio político para dejarse ir contra el Dr. Serrano, en medio de la campaña electoral que ya vivimos, y acusarlo de "envenenar a la juventud" y rendirle "culto a la irracionalidad". Hay ecos de la acusación a Sócrates curiosamente venidos de quienes se consideran sus herederos a quien de verdad lo representa.

La respuesta que brindó, en su réplica, el Dr. Serrano al Dr. Montealegre me desilusionó porque aquel retrocedió con fórmulas amables e intermedias ante el encanto de las simplezas de este.

De tal manera, pues, que hay dos Serranos en la polémica y digamos dos Montealegres si incluimos al Sr. Carlos Marín como la expresión extrema del Director de La Tribuna.

Desarrollaré a Serrano I en los términos siguientes:

a) El "progreso" es una secularización de las promesas del Reino Cristiano a la que no escaparon ni siquiera los marxistas. Sencillamente entró en crisis su comportamiento lineal, por evolución o revolución, y no será una defensa tan simple como la del Dr Montealegre y tan brutal como la del Sr. Marín, la que reencantará a las nuevas generaciones jóvenes. Se necesita algo más que la fuerza, ya debilitada por los mismos que la promoven, de una promesa. Una operación tan elemental como oponer los hechos a la realidad, nos obligaría a concluir que el "progreso" neoliberal tiene sumida a dos tercios de la humanidad en la más espantosa miseria.

b) La Razón nunca ha sido una. Ha sido un truco de la modernidad para eliminar lo "otro", lo marginal, la diferencia. Hay un bosque de racionalidades donde lo que es racional para un actor o actriz no lo es para otro/otra. Así se originan conflictos, pero también alianzas, sin soluciones o ilusiones de síntesis superiores. ¿Es tan difícil entenderlo? Supongamos que yo soy un liberal, si opero por diferencia, muy difícilmente encontraría puntos de contacto con el Dr. Montealegre, aunque por supuesto me gustaría ser dueño de un banco, director de un periódico y sonreír como él en los afiches que prepara su editorial para su campaña política.

c) He llegado a pensar que Dante se equivocó cuando señaló la famosa frase en italiano antiguo, a la entrada del Infierno, por cuya inscripción decidí encabezar este artículo: "Dejad afuera toda esperanza". Con todo lo que nos ha proporcionado la modernidad, en cuenta los maestros de Serrano y Montealegre, Hegel y Rousseau, sus políticos han demostrado que el verdadero infierno es... tenerla.

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