domingo, 15 de noviembre de 2009

Tres Fuentes y Tres Partes Integrantes del Postmodernismo

LAS TRES FUENTES Y TRES PARTES INTEGRANTES DEL POSTMODERNISMO

Por: Freddy Quezada Pastrán.

En Nicaragua poco se conoce el postmodernismo como corriente. Dos o tres autores han abordado el asunto y al parecer no han conmovido a nadie. Por el contrario, abundan quienes aún lamentan la incertidumbre en que se encuentran los intelectuales revolucionarios después del derrumbe del socialismo realmente existente. Se dicen buscadores de nuevas alternativas y no se preocupan de explorar las potencialidades de un movimiento que condenan básicamente por ignorancia o por que no les sustituye sus ansias de encontrar otro gran relato (meta récits) reconciliador de la existencia del hombre con su esencia y de este modo encontrarse de nuevo entre las manos con unas llaves todopoderosas que les permita abrir todos los misterios del mundo y de la sociedad.

Desde que Habermas en 1980 (¡hace doce años¡) la emprendiera contra el postmodernismo que el calificó entonces de neoconservador, en el mundo pensante, tanto de las metrópolis europeas y norteamericanas como en las grandes capitales latinoamericanas, empezó a vertebrarse un movimiento que aún no se presenta como homogéneo pero que ya es claramente distinguible. A Nicaragua aún no llega con verdadera fuerza esta tormentosa discusión que tiene lugar entre los defensores de la modernidad yla postmodernidad.

Para situar la discusión, si es que alguna vez se presenta en nuestro país, presentaremos lo que he parodiado con la expresión célebre de Lenin acerca del marxismo: las tres fuentes básicas de esta condición. Antes unas pocas palabras sobre sus precursores. Aunque Habermas inició el disparo de salida, hay que decir que también lo acompañó, pero en otros terrenos, Kolakowski. Ambos son los teóricos de la decadencia de la modernidad pero al mismo tiempo de su capacidad de recuperación. Digamos que se situaron en el dintel de la postmodernidad. En cambio, dos intelectuales de resonancia mundial que prácticamente se les consideraba como los defensores más intransigentes del postmodernismo, ahora no se reconocen en el desarrollo de este nuevo zeitgeist. Uno de ellos, Umberto Eco, sólo cree ahora en aquel postmodernismo que regresa a visitar el pasado a condición que lo haga de manera irónica, sin ingenuidades ni nostalgias. Octavio Paz, el otro, no se tiene a sí mismo como postmodernista a pesar de que muchas de sus viejas y nuevas concepciones son asumidas hoy por tal corriente. Digamos que estos atravesaron el umbral pero se salieron no sabemos si horrorizados por los resultados de su propia criatura. Artistas, al fin y al cabo, es probable que hayan desertado por el principio de insatisfacción perpetua que anima a todos los grandes escritores literarios.

Entre quienes se quedaron a la entrada y quienes salieron hay una serie de autores de distintas disciplinas que han logrado contribuir en tres tantos del mismo tenor a lo que hoy se conoce como postmodernidad.

I.POSTESTRUCTURALISMO FRANCES

Esta corriente es heredera del estructuralismo clásico francés de Sasurre, Lévi Strauss y Barthes. Cómo se recordará esta corriente esencialmente llamaba la atención sobre cuatro aspectos: la oposición de los significantes, el carácter arbitrario del signo, la dominancia del todo sobre las partes y el descentramiento del sujeto. Foucault, como precursor, Deleuze, Lyotard, Baudrillard y Derrida como los más lúcidos representantes de esta corriente concluyeron que en tres campos se quebraba el racionalismo descartiano, la autoconciencia hegeliana y el etnocentrismo liberal y marxista. Tales hallazgos fueron esencialmente en la antropología el relativismo cultural con la existencia del otro externo con símbolos, ritos y discursos que, al compararlos con la cultura occidental, nada indicaba que fueran inferiores o superiores; en la lingüística (Lyotard, Baudrillard, Derrida) el reconocimiento y desconstrucción de los grandes relatos (meta récits) de nuestra cultura entendidos como secularizaciones, ilustradas o dialécticas, de la religión cristiana cuyo pivote clave es la teoría de la reconciliación en un punto del tiempo (manteniendo el origen divino del ayer bajo la lectura conservadora, declarando el fin de la historia hoy bajo la narración neoliberal o señalando el sitio Omega de la historia, mañana, donde el hombre se reconcilie consigo mismo, con la naturaleza y la sociedad, con sus orígenes, es decir, se redondea así toda la mitología); en el psicoanálisis (Lacan; Foucault) con la existencia del otro interno (la locura, la sexualidad, la muerte), el deseo freudiano como motivación de la razón.

II. NIHILISMO CLASICO ALEMAN

Son las lecciones que hoy se están resignificando básicamente de tres autores: Nietzsche, Heidegger y Schopenhauer. A este último se le está rescatando su pesimismo y las constantes llamadas de alertas sobre el aspecto destructivo de la razón. Principio este que después rescató Teodoro Adorno, en su segundo momento como miembro de la Escuela de Frankfurt, para denunciar el carácter opresor de la razón instrumental que consideraba un sujeto con derecho a oprimir a su objeto (la naturaleza, la mujer, etc) derivando este modelo como el principio opresor en la sociedad.

Por otro lado, de Nietzsche y Heidegger se ha integrado esencialmente su concepción en contra de los grandes fines y del olvido del cuerpo, del ser, por la primacía de la conciencia racionalista (uno de ellos decía que había que apartar al hombre del centro hacia la x dando a entender que no somos el centro de las cosas, no somos el sustituto de Dios como lo entendieron los ateos racionalistas y dialécticos). Quizás esta posición es la que coincida con el "descentramiento del sujeto occidental" en la versión estructuralista y comunique ese aire "oriental" a las lecciones de estos dos autores alemanes. Como se ve, si entendemos bajo esta forma las cosas, no hay tal "eliminación del sujeto subsumido por la estructura" tal como critican sus detractores sino exactamente al revés: es devolverle el cuerpo al sujeto, verlo caminar.

III. VANGUARDISMO ESTETICO

Hay una cosa interesante que Habermas dice en su célebre opúsculo contra el postmodernismo. A mi juicio le otorga la razón a los postmodernistas creyendo quitársela. Dice que la modernidad es el aislamiento de las tres esferas básicas kantianas y que su completamiento reside en integrarlas: la ciencia (razón teórica), la moral (razón práctica) y la estética. Sin embargo, el cree que fue el vanguardismo estético quien en verdad desestabilizó más a las otras dos esferas. En efecto, bien mirada las cosas, las cinco grandes escuelas (simbolismo, expresionismo, futurismo, constructivismo y surrealismo) que denunciaron, combatieron y pronosticaron la decadencia de la modernidad, la representación y el formalismo, lo hicieron con un discurso que se parece mucho al discurso postmodernista. De hecho, el postmodernismo no es más que la crítica del vanguardismo estético a toda la sociedad. El postmodernismo guarda una continuidad sólo en este sentido con la modernidad. Por eso se ha vuelto tan actual Heidegger quien decía que el arte es el único lugar donde se encuentra la verdad.

Si procediéramos al antiguo modo marxista, diríamos que los movimientos sociales son los que hoy encarnan el postmodernismo del mismo modo como los partidos y las clases sociales encarnaron la modernidad. Pero sería falso decir que hay que llevarles una conciencia y educarlos, integrarlos en una internacional, tomar el poder y cambiar el mundo. Al revés de la famosa cita de Marx sobre Feurbach "Ya no se trata de transformarlo sino de comprenderlo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario