EL CANDIDATO QUE NO PUEDE HABLAR:
Por Freddy Quezada
Un día cualquiera la gente le da su voto a un cantante loco como Abdhalá Buccaram en el Ecuador, aplaude a un paracaidista payaso en Brasil, se aglomera para ver las nalgas sólidas de una diputada peruana que las enseña con orgullo, premia unas hermosas tetas como las de
Si se trata de especular, para el caso de Nicaragua, por qué no decir que si Daniel Ortega no gana en la primera vuelta se le hará más difícil en la siguiente y que, para la segunda, el Dr. Saborío se convertirá en la prima donna, con una asamblea legislativa ya conocida en su composición y cuya decisión se inclinaría por el tamaño de las ofertas políticas sustantivas venidas de los pretendientes, como los caballeritos hacen a las señoritas de sus sueños en las fiestas juveniles. Nadie sabe si será así.
Me da risa la población nicaragüense que pasa maldiciendo e insultando a sus candidatos políticos en las elecciones, diciéndoles cosas impublicables, pero un día antes de las elecciones todos nos preparamos para los comicios y gran cantidad de votantes madrugan, luchan y hasta se “cuelan” en las filas para ir a votar. Es como un deporte. Y no lo entiendo. Un analista norteamericano, que tiene en su cabecita por modelo de democracia a su propio país, llamando “incompletas” a todas las que no se le parezcan, según cuenta un trabajo, publicado por CINCO recientemente, con un marco conceptual a base de diccionarios y una metodología muestral deficiente, le llama “enigma” a este fenómeno. Yo le llamaría “el irresistible deseo de ser engañados una y otra vez” por los estafadores de siempre, que nos hechizan con sus promesas. Y que los hacemos temblar, al menos una vez cada cinco años, porque no saben, los muy canallas, cómo les pagaremos el día de las votaciones.
Nicaragua ha sido hasta antes de las últimas elecciones regionales autonómicas (1998) y municipales (2000) un país muy votador porque creo que hubo una luna de miel entre la población y los mecanismos democráticos que, bien que mal, se empezaron a practicar en Nicaragua a comienzos de los 90. Las democracias, igual que las revoluciones, tienen desencantos, pero también “lunas de miel”. Estas, como se sabe, terminan más temprano que tarde.
Todas las firmas encuestadoras desde
Asimismo, un techo que ninguno de los candidatos rompe, según las encuestas, es el 35%, porque va seguramente contra el negocio de las firmas encuestadoras declarar que alguien ya rompió el mínimo para la primera vuelta, haciendo inútil toda otra encuesta. Así que no se puede romper ese techo y no queda más remedio que redistribuir todas las cifras bajando al más alto, subiendo al más bajo y manteniendo al acecho al segundo. La mayoría de la gente no piensa así, así piensa el analista, el calculador y el comerciante.
CUADRO DE ABSTENCIONES ELECTORALES NACIONALES, REGIONALES Y MUNICIPALES EN
Año/Tipo (%) | 1990 | 1994 | 1996 | 1998 | 2000 | 2001 |
Nacional | 18.92 | -- | 27.40 | -- | -- | ? |
Regional* | 21.50 | 26.05 | -- | 49.90 | -- | |
Municipal | ** | -- | ** | -- | 42.00 | |
Fuente: CSE
* Promedio entre
** Incluidas en las nacionales
Nicaragua, hasta ahora, sobre todo a partir de las abstenciones en 1998 en las elecciones de las Regiones Autónomas del Atlántico (excluidas inexplicablemente por CINCO) o en las últimas municipales del 2000 (dónde todavía se preguntan los analistas cómo las firmas encuestadoras andaban calculando un 12%) entra en la senda de los países democráticos “normales” donde se aceptan las abstenciones con naturalidad confirmando el bajo carácter representativo de estos sistemas y confirmando en nuestro caso el tipo delegativo de democracia que, al fin y al cabo, son todas la democracias en países pobres. Vean por favor los datos duros que nos proporciona el CSE en el cuadro estadístico y se verá que la curva de la abstención viene fuerte en todos los sentidos. Los saltos incluso son espeluznantes. Toda esa habladuría de democracia participativa, deliberativa o simplemente representativa de la que le encanta hablar a la clase media, en particular a los intelectuales mansos, se va al basurero,. Vamos a votar, si nos dejamos llevar por la curva del cuadro, a unos príncipes, porque la abstención entre más grande es, menos representativos se vuelven los elegidos y menos control se ejerce sobre ellos. Con razón hacen lo que les da la gana y no tienen porqué rendir cuentas a nadie. Pero el asunto no se resuelve tampoco votando con sus reglas. Votar o no, en esos términos, es lo mismo.
¿Pero la abstención a qué partido beneficia? En primera vuelta, al FSLN, porque sencillamente, si brindáramos crédito por un momento a las encuestas, es el que encabeza el puntaje y el que necesitaría menos votos para cubrir el 40% o el 35% de ley ( Cn. Arto. 147) al disminuir globalmente el número de votos válidos. Según mis cálculos, si las inscripciones al 4 de Noviembre alcanzan a las 3,200,000 personas y se obtienen como votos válidos 1,280,000, en un escenario esperable del 40% de abstención, el partido que logre recoger 448,000 votos como mínimo y le lleve cinco puntos de distancia al segundo lugar, gana las elecciones en primera vuelta. Medio millón de votos, más o menos es, pues, la cifra mágica!!!! ¿Los podrá obtener el Frente Sandinista? ¿Bolaños podrá obtener más que eso?
Pero no es tan lineal, porque pueden abstenerse por tantas razones, inimaginables muchas de ellas, los que en las encuestas dijeron votar por el partido puntero. En segunda vuelta, entra a jugar la tercera fuerza, haya quedado como haya quedado. Y aquí el FSLN obviamente entra en desventaja por pura ley de la gravedad política al aliarse conservadores y liberales.
Yo sinceramente no sé qué pensar de todo esto. Me encantaría equivocarme sobre las abstenciones, pero si yo mismo voy a abstenerme de votar ¿por qué he de convencer a otros de lo contrario? Esa es la gran diferencia entre el que habla y el que calla.
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