UNIDAD EN
Por Freddy Quezada
Una vez le expresé mi admiración al Dr. Serrano Caldera por su capacidad para expresar de un modo agradable y claro las cosas más complicadas. Ciertamente no hay nada más difícil que escribir sencillo. Es un arte y una magia. Ambas las ejerce con maestría el Dr. Serrano Caldera en sus obras en general y, en particular, en su libro
De todo este trabajo, a mi parecer, es el capítulo "Contradicciones, paradojas y preguntas" el que sintetiza y manifiesta todas las preocupaciones que animaron al Dr. Serrano a escribir esta obra. Creo que es como una bisagra o un nudo que señala lo que de transcendente tiene su propuesta y que atraviesa todos los capítulos del texto.
Claro que "Como el resto de América Latina, Nicaragua ha sido víctima a lo largo de su historia de una contradicción fundamental. Por una parte una práctica política personalizada, inserta en una economía agroexportadora, dependiente y semifeudal; y por la otra, un modelo jurídico, político, democrático y moderno, que no se corresponde ni con la realidad ni con la tradición política y económica", el Dr. Serrano apunta las paradojas que origina esta contradicción en cuatro "mientras" turbulentos que definen de suyo al país y se presenta en un estado de suspensión anulante:
"Mientras nuestros países se esfuerzan por alcanzar la modernidad, los países industrializados y de más alto desarrollo tecnológico están saliendo de ella.
Mientras buscamos la identidad y tratamos de reafirmarnos como Nación, la transnacionalización de los procesos ponen en crisis el objetivo que buscamos y que aún no hemos alcanzado.
Mientras buscamos la formulación de una política propia, la globalización y transnacionalización de los procesos económicos, transnacionalizan también la política, el poder y el Estado - Nación.
Mientras buscamos la identidad nacional, una red de relaciones tecnológicas transnacionales comienza a evaporar la entidad que queremos alcanzar".
Hay tres conceptos (modernidad, identidad y Estado- Nación) que están enlazados en este torbellino, muy bien expresados por el Dr. Serrano, y sobre los cuales deseo decir algunas cosas.
Para decirlo rápido, la modernidad en su nacimiento fortaleció al Estado-Nación (territorio + ejército + escuela + fábricas) en contra de las identidades tribales y clánicas. Pero, contradictoriamente, alimentó identidades nacionales que terminaron por generarles dos guerras mundiales. Ahora el Estado - Nación es un obstáculo para la misma modernidad que lo debilita, y las antiguas identidades pre-modernas vuelven en una suerte de venganza y, en el mismo espacio, se conjugan con las identidades postmodernas. Este es el mosaico que llamamos diversidad.
No he leído mejor definición de la modernidad que esta "movimiento + incertidumbre" (podría servir también para definir la nada) y creo que es de un antropólogo francés. Eso significa que la modernidad pura no puede tener identidad y, al contrario, es su enemiga. Todo lo homogeneiza. Por eso, el verdadero sujeto de la modernidad, el ciudadano del mundo, debía sentirse bien en el planeta con sus aeropuertos, hoteles, tiendas, avenidas, restaurantes, clubs, bancos, fábricas, constituciones y sistemas políticos, iguales en cualquier país moderno. Alguna vez ese fue el sueño de los arquitectos como Le Corbusier y Hausman. Pero ahora, el Estado-Nación es un obstáculo para su despliegue y su resquebrajamiento ha liberado otras identidades que él mismo mantenía oprimidas. Si esto es cierto incluso para Europa, para algunos países latinoamericanos es peor. Las consecuencias son las paradojas que anota el Dr. Serrano.
Nicaragua, a mi juicio, y el Dr. Serrano lo dice explícitamente, nunca ha sido una nación y por eso "todavía andamos en su busca y de la identidad". Ya es una locura que exista separada del resto de las otras repúblicas centroamericanas (quizás a ello se deba que ningún centroamericano sepa exactamente dónde comienza su país y dónde termina el vecino) y si su Estado es incapaz de resolver problemas por volverse parte de ellos, no puede ser una locura mayor que se fragmente en grandes regiones disolviendo su identidad precaria.
Es duro decirlo, pero sino se considera la alternativa de la "unidad en la diversidad" para construir un refugio de tolerancia permitiendo lo que nos hace distintos y al mismo tiempo paisanos, vayamos despidiéndonos de un proyecto de nación que ha sido expuesto con lucidez por el Dr. Serrano Caldera y que no hace falta más que dotarnos de voluntad política y una nueva mentalidad frente a los "otr@s" que somos nosotros mismos.
Nos hemos desplazado circularmente entre el exceso de diferencias, que ocasionan las guerras que vienen de evitarse por ellas, y la saturación de igualdad que ocasiona las diferencias que anula.
Las preguntas que formula el Dr. Serrano, espina dorsal que domina toda su obra, y a través de las cuáles nos invita a participar a todos, siguen teniendo la gravedad que merecen:
"¿Es posible un Proyecto Nacional en un mundo Transnacional?...¿Es posible una nueva cultura política y en qué debe consistir esta? ¿Ha tenido alguna vez Nicaragua un Proyecto Nacional, una conciencia de identidad o un sentido estratégico de su presencia histórica?…¿Síntesis periódicas y parciales o una serie de rupturas sucesivas?"
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